Hirving Lozano y Miguel Layún, lamentando la eliminación de México en Rusia 2018. Atrás Neymar festejando. |
El Tricolor, históricamente ha sido una selección idolatrada, cada cuatro años la afición mexicana, tiene sus ilusiones puestas en ella, para ver si de una vez por todas, la Virgen de Guadalupe se apiada de nosotros y nos hace campeones del mundo. Pero lamentablemente nunca hemos logrado instalarnos en la élite del fútbol mundial, aún así los mexicanos seguimos siendo incondicionales. Es inevitable que surja la pregunta ¿A qué se debe esta afición que se basa en los fracasos?
¿Qué representa para el pueblo mexicano, la selección? Una excusa para celebrar.
Posiblemente todos los mexicanos sólo pueden estar de acuerdo en dos cosas: el gobierno siempre es culpable de todos sus problemas, y segundo: en la ilusión, esperanza y apoyo que se le otorga a la selección.
En el día de la Independencia (16 de septiembre) nos juntamos, hacemos fiestas, y festejamos, pero regreso a lo mismo: Mucha veces no sabemos ni quién fue Aldama o Matamoros, o qué significa la soberanía nacional, o no estamos satisfechos con el sexenio del ejecutivo en cargo, pero aún así entonamos junto al Presidente a una sola voz, el Grito de Dolores.
Así se festeja el Grito de Dolores, en el Zócalo de la Ciudad de México. |
La selección mexicana, no es la excepción en este fantástico fenómeno cultural en México. Cuando la selección juega, nos reunimos, con la familia y amigos para ver el partido. No importa el resultado final del encuentro, porque ya logramos la acometida de reunirnos para celebrar.
Mexicanos celebrando la victoria ante Alemania, en el Ángel de la Independencia. |
Cuando la selección obtiene un buen resultado en el mundial, la gente sale de sus casas se dirige al Ángel de la Independencia, al monumento de la Revolución, a la Minerva, a la Explanada de los Héroes, para reunirse con extraños, aunque hoy hermanos. Nos olvidamos de nuestras diferencias y problemas sociales pues ese día solo importa una cosa: ¡La selección ganó! Todos como hermanos abrazados y brincando de felicidad, nos disponemos a entonar el famosos cielito lindo, y con mucha emotividad se canta el himno nacional, incluso con más respeto que en las ceremonias cívicas. El día que triunfa la selección, también ganan 127 millones de mexicanos, se paraliza el país pues sólo importa una cosa: celebrar.
Y cuando pierde, todos opinamos, todos nos sentimos el director técnico, asumiendo que tenemos más conocimiento y preparación sobre el tema que el pobre mártir que se sienta en el banquillo. No nos detenemos a analizar con profundidad, sus decisiones, solo las criticamos, pues como buenos mexicanos nuestros orgullo no conoce de límites y siempre estamos seguros de que tenemos la verdad absoluta.
Una vez entendido lo que representa la selección para un mexicano, nos podemos dar cuenta que se abre la puerta del fanatismo basado en la ignorancia.
El patriotismo confundido que genera la selección.
Los mexicanos somos muy pasionales, cuando de la selección se trata, nos gusta sentirnos patriotas ejemplares, y sobretodo buenos mexicanos; compramos cada año los maravillosos jersey que la marca alemana Adidas nos vende cada temporada, no nos perdemos ningún partidos de la selección, defendemos al combinado nacional como si este fuera Top mundial con el argumento que somos el "gigante de la Concacaf", consideramos a jugadores como Javier Hernández tan importantes como héroes nacionales o cantamos a todo pulmón el cielito lindo para motivar a los jugadores.
Otra noche mexicana en "El Coloso de Santa Úrsula" |
Pero querido amigo lector, déjame expresarte mi punto de vista. Si tú relacionas tu patriotismo y amor a este hermoso país (México) con la selección mexicana, déjame decirte que no eres un mexicano ejemplar, más bien eres un cliente ejemplar de las grandes empresas que lucran de la selección. Para los dueños que controlan el fútbol, el aficionado es un cliente. Y que mejor para cualquier empresa tener clientes que te consuman gracias a su patriotismo confundido, generado por el combinado nacional.
No tengo nada contra la selección mexicana, al contrario al igual que todos me apasiona verla jugar, me gusta verla ganar. Creo que si algo une para bien a los mexicanos es el fútbol. Pero de igual manera entiendo que es muy buen negocio para las televisoras y patrocinadores. Incluso a el gobierno le conviene que la selección tenga éxito, pues al menos por algunos días mientras perdure la euforia de la victoria, nadie se pregunta nada.
Jugadores mexicanos después de hacerse con el Oro Olímpico en la rama de futbol. Londres 2012. |
Si no me creen, después de que México le ganara por la mínima a Alemania, en el mundial de Rusia, fueron asesinados los periodistas José Guadalupe Chan Dzib y Rubén Pat Cahuich. Los invito a hacerse esta pregunta: durante Junio de 2018, ¿de qué se habló más? Del histórico resultado que la selección sacó frente a al combinado germano, o de que se cumplieron más de 40 asesinatos a periodistas, solo durante el sexenio de Peña Nieto. Periodistas asesinados en México, a partir del año 2000.
Mi punto es que a la selección se le da un enfoque equivocado, es un equipo de futbol y punto. No eres buen mexicano por amar a la selección. El buen mexicano es aquel que defiende sus raíces, culturiza a la población, se cuestiona las decisiones del gobierno, se informa antes de emitir un voto, trabaja o da trabajo, paga sus impuestos, respeta sus valores e incita a la población a luchar contra la ignorancia. Y sobre todo siempre busca hacer de México, un mejor lugar.
Así que yo los invito a entender qué es la selección y darle su lugar, como un equipo de futbol, no más. De igual manera es importante informarnos más sobre los problemas sociales que afrontamos y buscar la manera de solucionarlos, al menos en nuestro núcleo cercano.
Mi México. Diego Alejandro Albarrán Aramburu |
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